Desde hace algún tiempo he ido guardando en una caja roja algunas historias, relatos, microcuentos y pensamientos. Algunos reales, otros imaginarios. Ahora los comparto con vosotros...

jueves, 31 de octubre de 2013

Sonría, por favor




La última vez que supe de mi amiga Claudia, estaba desesperada por encontrar pareja. No concebía la vida sin alguien a su lado. En los últimos meses había conocido a varias personas, pero ninguna historia acabó de funcionar.



Por eso, el día que me llamó para pedirme que nos viéramos para contarme algo importante, supe que por fin lo había conseguido. Su entusiasmo la delató.



Cuando al fin nos vimos, descubrí que la alegría se había concentrado sólo en su voz. Su aspecto era muy demacrado y consumido. Su piel estaba grisácea, sus ojos apagados y con ojeras, parecía veinte años mayor. Pero sonreía.



Él era el hombre perfecto, según me contó. Estaban casi siempre juntos, le daba todo lo que pedía, se desvivía por ella, no discutían nunca, por nada.



El siguiente fin de semana quedamos los tres, para que pudiera conocerle. Claudia y yo llegamos pronto a la cafetería de siempre y le esperábamos sentados en una de las mesas tomando un té. “Te va a encantar, ya verás. Siempre está con una sonrisa de oreja a oreja”, me dijo.



Cuando él entró por la puerta, descubrí que Claudia lo había dicho en sentido literal.