Querido Gael:
Dicen que el tiempo pasa rápido cuando eres feliz. Por eso este año que cumples hoy se me ha pasado volando.
Y eso que no ha sido nada fácil. Contigo llegaron el cansancio, las dudas, la frustración, las preocupaciones y el desorden. Con todo esto yo ya contaba, aunque reconozco que en ocasiones se han superado mis expectativas. Lo que no estaba previsto era que tu nacimiento coincidiera con una pandemia de un virus cruel y un confinamiento que comenzó mientras aún estábamos en el hospital, sin ser muy conscientes en ese momento de lo que estaba pasando. Las primeras semanas fueron muy duras, la incertidumbre lo inundaba todo.
Pero hemos tenido mucha suerte, tú y yo, de que mamá estuviera con nosotros. Porque todos esos momentos han sido mucho más llevaderos con ella a nuestro lado. Su cariño, su paciencia, su dedicación, su calma, su sentido del humor y su sentido del amor nos han ayudado a superar las dificultades. Y te ha dado siempre lo que has necesitado para que hoy seas un niño tan feliz.
Ahora, lo que más recuerdo de todo este año, es tu mirada curiosa observando todo, tu sonrisa agradecida después de darte un biberón, tu cabeza apoyada en mi pecho mientras te duermes, tus gestos y muecas para hacernos reír, tus bailes divertido con mamá, tus gritos de alegría cuando juegas, tu mano sujetando la mía, nuestras conversaciones sin palabras y tu risa durante una pelea de cosquillas.
Por todo eso, muchas gracias, Gael.
Feliz cumpleaños. Te quiero.
Papá
