Y ella finge que se lo cree. Así
se lo inculcaron en el bufete cuando comenzó a trabajar para ellos como
abogada. “Lo que dice el cliente, es la verdad.”, le advirtieron. Ahora está en
su despacho frente a un violador al que acusan todas las pruebas, aunque él
insista en que todo fue consentido por la víctima. Su aire de superioridad cuando
entró por la puerta y su mirada lasciva al mirarla la convencieron de la
estrategia a seguir en el juicio. Con tono firme le dice: “No se preocupe, se
hará justicia”.
[Enviado a Relatos en Cadena de la Cadena Ser]