Desde hace algún tiempo he ido guardando en una caja roja algunas historias, relatos, microcuentos y pensamientos. Algunos reales, otros imaginarios. Ahora los comparto con vosotros...

jueves, 28 de mayo de 2015

En el museo





Asco de trabajo... Otro día más a pasear y vigilar por las salas del Museo. Estoy harto de los turistas. La mayoría sólo viene para presumir de los cuadros de pintores famosos que han visto. Nadie quiere venir a Nueva York y decir que no ha estado en el Museo. A todos les gusta decir que vieron los cuadros de Dalí, Picasso, Warhol... Aunque la mayoría sólo pasa por delante de ellos sin detenerse a contemplarlos como se merecen. Para casi todos ellos no es más que una especie de lista de la compra: "Los relojes de Dalí", visto. "El no sé qué de Picasso", visto. "Los botes de sopa de Warhol", visto... Y así con todos. Para luego poder decir a la vuelta, cuando alguien hable de un cuadro, "¡Ah! Yo ese lo he visto en Nueva York. ¡Y en persona!".



Para colmo, hoy es el día de entrada a mitad de precio. Así está esto. Atestado de gente. "Por favor, no se acerquen al cuadro." será la frase más repetida hoy.



Este grupo de tres que no paran de hablar son españoles, seguro. Se les nota.



- ¡Joder! ¡Esto está petado! ¿Por qué no nos vamos a tomar algo y venimos luego?



- Porque ya que estamos aquí, esperamos un poco y vemos lo que hemos venido a ver, ¿no? Que no ha sido nada fácil llegar desde el hotel.



- ¡Pero si así no hay manera de ver nada! Además, con la cola que hay, eso de "esperar un poco" es una coña, ¿no?



- Os lo he dicho en el hotel, yo lo busco en el móvil y en cinco segundos vemos la foto de cualquiera de estos cuadros en alta definición. Un poco de zoom y como si lo viéramos a un palmo de la cara.



- ¡Cómo vas a comparar, eso no es lo mismo! Con esperar que se mueva la gente y podamos acercarnos más, nos ponemos justo enfrente del cuadro y lo vemos en vivo.



- Sí, pero con la gente empujando para ponerse en frente también, no hay tiempo para verlo bien. Por si acaso, voy a ir viendo si hay cobertura...



- Para verlo en el móvil, nos vamos a comer algo y lo vemos tranquilamente sentados, acompañados de una buena cerveza.



- Tú con tal de beber cerveza, pasas de museos, de monumentos y de todo.



- ¡Que no! Que no paso. Y menos de los monumentos. Por cierto, por aquí hay alguno de muy buen ver... Pero digo que en una terracita con una cerveza por delante se verán mejor los cuadros. En el móvil, digo.



- ¿Mejor que en vivo? De eso nada. En una foto, por mucha alta resolución que tenga, no sientes lo mismo que teniéndolo delante. Eso no se puede comparar a nada. Sois un par de paletos.



- ¡Eh, sin faltar! Que yo entiendo de arte... Bueno, que sé cosas de arte....



- Sí, gracias a San Google y Santa Wikipedia.



- Por lo que sea. Pero sé quién era Picasso y Dalí y Miró...



- Que sí, que sí... Pero no sabrías qué se siente al ver uno de sus cuadros si no esperamos para verlos.



- Lo veo en la foto.



- ¡Y dale! ¡Qué tendrá que ver!



- Pues que verlo, verlo, lo veo...

- Mirad, si no queréis esperar la cola, lo entiendo. Id al bar que hay en la esquina, enfrente de la entrada del Museo, y me esperáis allí. Yo prefiero quedarme hasta que me toque y pueda acercarme.

- ¡Vale! Que me he fijado en la camarera cuando hemos pasado por la puerta y...

- Pero si yo no quiero tomar nada, ¡es éste! Yo lo que digo es que, mientras esperamos en la cola, lo vamos viendo en el móvil. Y eso que llevamos ganado.

- Y yo lo que digo es que para verlo en el móvil, lo podemos ver sentados tranquilamente en el bar, en lugar de estar de pie en una cola. Sólo eso. Y con una cerveza...



- Yo lo que no sé es porque vengo con vosotros a estos sitios. Siempre protestáis.



- Yo no protesto.



- ¡Pues yo sí! Estoy harto de estar de pie. Me duele la espalda. Así que os espero fuera, sentado en el bar ese que hemos dicho.



- ¿Y te pierdes ver el cuadro? ¿Después de haber llegado hasta aquí? Yo flipo contigo...



- Pues me llevo el móvil de Jorge y lo veo allí mientras os espero.



- ¡Ja! Mi móvil me lo quedo yo, que no me fío un pelo de ti.



- ¡Qué más te da! Ya sabes que el mío está sin batería.



- Pues te jodes. O te quedas aquí o esperas fuera sin móvil. Tú verás...



- Joder, vale, pues me quedo. Pero cuando esta noche no pueda moverme por el dolor de espalda, me acordaré de vosotros, de vuestras madres y de las madres de los pintores estos.



- ¿Por qué no os calláis un poquito? Que el vigilante ese no para de mirarnos...



Lo que decía: españoles. Si me los conozco. Se les reconoce a la legua... Mejor no les digo nada, que van a notar que yo también soy español y me van a empezar a preguntar.



Asco de trabajo...